Desde hace unos años la Dirección General de Tráfico ha colocado en las carreteras unos enormes carteles en los que podemos leer la frase “Tramo de concentración de accidentes” que se complementa unos kilómetros más allá con otro cartel que avisa del fin del tramo. Por otro lado, siempre hemos oído la existencia de puntos negros en las carreteras.
¿Son ambos conceptos la misma cosa? ¿En qué se diferencian? El segundo de los casos, el punto negro, se corresponde a una calzada de una carretera en la durante un año natural se producen tres o más accidentes con víctimas en una distancia máxima de cien metros. Los puntos negros pueden tener varias causas, entre ellas la existencia de tramos de escasa visibilidad, curvas peligrosas o una alta variedad de movimientos permitidos a los vehículos.
Por su parte, los tramos de concentración de accidentes (TCA) son intervalos de carretera de al menos un kilómetro de longitud con un número de accidentes significativamente más elevados que otros similares en un periodo de cinco años. Para ello se tienen en cuenta una serie de criterios entre los que destacan el tipo de vía (carreteras convencionales o autovías), el volumen de tráfico que soporta y la proximidad o no a zonas urbanas.
De esta forma, cada cuatro años se actualizan la localización de los TCA en base a las estadísticas que se recogen. Como, lamentablemente, siempre habrá accidentes, aunque cambien su localización siempre tendremos TCA. Por su parte, los puntos negros sí podrán llegar a desaparecer algún día.
Las carreteras españolas cuentan con aproximadamente 500 puntos negros y unos 160 tramos de concentración de accidentes. El tramo más peligroso en carreteras convencionales se localiza en el kilómetro 57 de la N-632 entre Villaviciosa y Gijón (Asturias) que supera en 140 veces la media nacional de siniestros.