Las glorietas son un recurso pensado para facilitar el flujo del tráfico, tanto en las carreteras como en las intersecciones de las vías en las ciudades. En los últimos años, imitando el comportamiento de otros países europeos, hemos visto como su presencia se ha multiplicado sustancialmente en nuestro país. Pero, al tiempo que aumentan la fluidez del tráfico, las rotondas son una fuente de conflictos (y siniestros) entre los conductores.
Un reciente estudio publicado por la aseguradora AXA pone en evidencia que dos tercios de los conductores no saben cómo deben circular por las rotondas. Según esta fuente, el momento más crítico es el acceso a la rotonda pues es ahí donde se producen el 54% de los accidentes y el 80% de los fallecidos. En los años 2014 y 2015 fueron nueve las personas que perdieron la vida al entrar en una glorieta. Los restantes tres fallecidos sufrieron al accidente ya dentro.
En este tipo de accidentes lo más habitual es la colisión trasera. El 24% de los siniestros se produjeron durante la circulación en las rotondas y el 22% restante al realizar las maniobras de salida. Estos datos también demuestran, paradójicamente, que las rotondas son un tramo de vía muy seguro.
Para circular correctamente por las rotondas hay que tener en cuenta que siempre tiene preferencia el vehículo que está ocupando un carril sobre el que va a acceder. Para realizar la maniobra de salida es imprescindible ocupar previamente el carril exterior. Si, por circunstancias del tráfico, no es posible, debemos dar una nueva vuelta a la glorieta para poder colocarnos con tiempo suficiente en la posición correcta.
Es muy importante recordar que la mayor parte de los accidentes graves se producen por atravesar de manera recta los carriles de la rotonda. Normalmente, además se hace a una velocidad superior a la adecuada. Se trata de una actitud que realiza el 15% de los conductores.