Seguro que alguna vez que te has bajado del coche, al tocar la puerta o cualquier otra parte metálica, te has llevado un calambrazo.
¿Por qué a mí?, te habrás preguntado. No es que el coche te tenga manía o que te hayas convertido en el súper héroe Electric Man. La culpable es la electricidad estática que, quieras o no, está ahí.
Ponte en modo electrón porque vamos a ver cómo se producen esos calambrazos, los motivo y, sobre todo, la manera de evitarlos.
Cuando nos desplazamos en coche se va generando electricidad estática fruto del rozamiento que se produce desde la carrocería y que se transmite a nuestra ropa a través del aire y la tapicería. Tanto el coche como los ocupantes acumulan carga positiva a través del conocido como fenómeno triboeléctrico en el que la electricidad estática se desplaza súbitamente entre dos objetos por diferencia de potencial.
En este caso el suelo hace el papel de polo negativo y el coche o tú mismo, el polo positivo.
Cuando descendemos del coche generamos, si nuestro calzado no tiene suela de goma, un arco al tocar la carrocería que nos convierte en un cable conductor por el que de desplaza la electricidad de manera súbita produciéndonos una pequeña descarga que, para la mayoría de los mortales, es muy desagradable.
Con el fin de evitar los dichosos calambrazos, hay una serie de medidas que podemos poner en práctica:
- Procurar cerrar la puerta del coche con la rodilla. Vale que los demás lo verán raro, pero te evitarás las consabidas chispas.
- Bajar del coche tocando el techo o sin soltar la parte metálica de la puerta. Parecerá que estás jugando a enredos, pero también tiene sus ventajas.
- Evitar usar tejidos sintéticos o propensos a la creación de electricidad estática. Además, el tacto de la lana o el algodón es mucho más agradable.
- Instalar en el coche una tira de goma cuya función es descargar la electricidad estática. No es bonita, pero sí efectiva.