De vez en cuando nos levantamos con encuestas a conductores sobre la realidad del mundo del volante. Se trata de estudios que sirven para echarle un pulso a las carreteras, o a nuestro comportamiento en ellas.
La última en caer en nuestros manos ha sido la perteneciente al estudio ‘Carreteras convencionales, el agujero negro de la seguridad vial’, a cargo de la Fundación Línea Directa, que deja varios titulares jugosos, y al mismo tiempo preocupantes. Entre ellos, más de la mitad de los conductores encuestados (concretamente el 56%) admitía no saber el límite de velocidad de las carreteras convencionales (no se preguntó si sabían lo que es una carretera convencional).
Según se desprende de los datos recabados en la DGT el 64% de los accidentes con víctimas en vías interurbanas tiene lugar en carreteras convencionales, que además multiplican por 1,5 las muertes respecto a autopistas y autovías
Volviendo a los resultados de la encuesta, el 64% de los conductores afirman que las carreteras secundarias sufren importantes deterioros. Entre los peligros que se destacan se encuentran los cruces, la deficiente visibilidad y la falta de iluminación, por ese orden.
Pero el peligro, por lo que se desprende de los datos, no viene sólo del estado de las carreteras sino también de manera de actuar de los conductores. De echo, el 80% confiesa haber cometido, de manera consciente, infracciones al código de circulación en estas vías. La más habitual, superar el límite de velocidad (72%). No respetar la distancia de seguridad entre vehículos mientras se va circulando y estacionar en el arcén, le siguen de lejos entre las acciones punibles.
¿Qué soluciones proponen los conductores para hacer más seguras estas carreteras? Mayoritariamente hablan de su desdoblamiento, pero sin tener en cuenta el coste económico y el impacto medioambiental que podría tener esta medida.