Las bajas temperaturas favorecen la aparición de condensación en el interior de los vehículos, con la consiguiente pérdida de visibilidad que aumenta la peligrosidad al volante.
Sales de casa por la mañana y con el frío, te das cuenta de que el parabrisas y el resto de los cristales de tu coche están empañados. Una escena recurrente en los meses de otoño y de invierno y que puede producirnos más de un disgusto.
No debemos olvidar que el reglamento de circulación específica que, a la hora de conducir, debemos hacerlo sin poner en riesgo a los ocupantes de nuestro vehículo ni al resto de usuarios. Y tener los cristales con vaho es una situación a evitar.
Y como es mejor prevenir que curar, te facilitamos una serie de consejos para que, en la medida de lo posible, puedas evitar la formación de tan molesta condensación.
Mejor un interior despejado
Mantas, abrigos, parasoles, peluches…, son objetos que aumentan el nivel de humedad y, por tanto, la condensación. Por ello es mejor no tenerlos en el interior de nuestro vehículo mientras lo tengamos estacionado.
La basura, a la basura
Las típicas botellas de bebidas que tenemos en el coche son otro elemento a batir. Al pasar el tiempo el líquido se evapora, aumenta la humedad y ya tenemos de nuevo a la condensación en el coche.
Evita las fugas
Las juntas de puertas y ventanas o el sistema de calefacción, entre otros, pueden hacer que el agua de lluvia entre en el vehículo, favoreciendo también el aumento de la condensación.
Ventanas limpias
SI mantenemos las ventanillas limpias, tanto por dentro como por fuera, la humedad tendrá más difícil la posibilidad de adherirse.
Ventilar
Y si es posible, abramos las ventanas de vez en cuando para facilitar la ventilación. Eso sí, siempre que no estemos en un clima húmedo.