En España circulan aproximadamente dos millones de vehículos con la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) caducada. La principal razón parece ser que no está en la tasa (alrededor de los 50 euros) sino en el temor a que en la revisión se detecten fallos graves que supongan una reparación muy costosa o la obligación de una baja definitiva.
Circular sin la ITV al día es una actitud irresponsable y peligrosa tanto para quien conduce como para el resto de usuarios de la carretera ya que nos impide conocer el estado real del vehículo. Según datos de la Comisión Europea el 6% de los accidentes en los que hay víctimas mortales están relacionados con fallos mecánicos. Además, incumplir esta obligación lleva acarreada una sanción económica.
La multa por circular con la ITV caducada, o con ella desfavorable por defectos graves, asciende a 200 euros y la retirada del permiso de circulación. Asimismo se nos dará un plazo de diez días para pasarla. En el caso de que se circule con defectos muy graves, la sanción sube hasta los 500 euros. No pasar de nuevo la revisión en el plazo estipulado puede suponer que la DGT tramite la baja definitiva del vehículo.
Y el riesgo no lo corremos sólo si nos detiene la Guardia Civil. En los últimos meses la DGT está utilizando las cámaras de vigilancia del tráfico para tomar imágenes de las matrículas de manera aleatoria y comprobar, con los datos que les facilitan las estaciones de ITV, si los coches que chequea han pasado la revisión.
También es importante saber que, en caso de siniestro, el seguro no cubriría los daños propios e incluso podría reclamar los provocados a terceros si se demuestra que el accidente podría haberse evitado pasando la revisión.
Cualquier automóvil que no haya sido dado de baja, tiene la obligación de pasar la ITV según marca la legislación vigente. Incluso aunque no se estacione en la vía pública. Si por cualquier razón no puede desplazarse por sus propios medios, será necesario transportarlo mediante una grúa.