Por fin han llegado las tan ansiadas lluvias, que tanta falta nos hacían. Pero como ninguna situación es perfecta, con el agua aumentan las posibilidades de sufrir diferentes tipos de accidentes en la carretera.
Es importante recordar que con la calzada mojada aumenta la distancia necesaria para frenar. Además, la lluvia reduce considerablemente la visibilidad. En estas circunstancias debemos aumentar la distancia de seguridad con el resto de los vehículos, evitar las maniobras bruscas con el volante y, por supuesto, reducir la velocidad. Y fundamental también, es llevar los neumáticos en buen estado.
La palabra clave, hilo conductor de todas estas recomendaciones, es seguridad.
Y con ella se relacionan también una serie de comportamientos que debemos evitar porque pueden poner en peligro al resto de usuarios de las vías y suponer una multa.
La primera de ellas es la de salpicar a los peatones al pasar por encima de un charco. Una imagen muy de película y que se produce normalmente por no adecuar la velocidad a las condiciones en las que se encuentra la vía.
Si la lluvia es muy fuerte, seguramente nos tentará la idea de detener el coche donde nos pille hasta que el cielo se despeje lo suficiente. Hacerlo en cambios de rasante, curvas túneles y otros lugares que supongan un peligro para la circulación o los peatones, puede acarrear una multa de 200 euros.
Esa misma cantidad es la sanción que podemos recibir si nuestro parabrisas está roto o sucio, de manera que no nos impida una correcta visibilidad. También hay que prestar atención a los limpiaparabrisas y su buen estado.
Las fuertes lluvias pueden hacer también que nuestra matrícula se llene de barro o se peguen hojas, lo que la vuelve ilegible. Esta situación también es sancionable, por lo que deberemos prestar atención a llevarlas en condiciones correctas.