Según diversos estudios, casi un tercio de los accidentes de tráfico están provocados por la fatiga en la conducción. Se trata de una cifra muy importante y que puede conllevar consecuencias terribles, por lo que es muy importante tomarse este tema muy en serio.
Por ello hay que tener claro que los periodos de descanso forman parte del viaje y, prepararse desde el día anterior para afrontar la conducción de manera activa y descansada.
La DGT recomienda descansos de 20 minutos cada dos horas de viaje. Es importante no alargar este plazo porque pueden aparecer los primeros síntomas de fatiga, como la somnolencia o los despistes, con el consecuente aumento del riesgo de sufrir un accidente.
Los tiempos de descanso son importantes también para los pasajeros, especialmente si hablamos de niños e, incluso para las mascotas. Respetarlos evitará un ambiente de nerviosismo o malestar en el habitáculo.
Las paradas de descanso pueden servir para echar una pequeña cabezada (si es necesario, y de unos 20 minutos) o para pasear un poco o realizar estiramientos que nos ayuden a recuperar el tono muscular.
Es conveniente también ingerir líquidos para mantener una hidratación adecuada que además combata las altas temperaturas del verano. Beber agua, no demasiado fría, té o café (que producen un efecto estimulante a través de la cafeína) son una buena opción. En cambio, no están recomendadas las bebidas carbonatadas ni las ácidas (como los zumos de frutas).
En caso de comer algo, deberemos optar por alimentos ligeros e ingeridos con moderación, ya que la digestión afecta a la distracción frente al volante.
Recuerda también que comer o beber al tiempo que se conduce puede conllevarnos una multa por parte de las autoridades de tráfico, ya que es una fuente de distracción.
Finalmente, la parada es un buen momento también para abrir las puertas de nuestro vehículo (mejor a la sombra) y ventilar el interior del mismo.